Una vez escuché, y no recuerdo quien lo había dicho (me lo podréis decir alguno), a alguien que explicaba porqué era ateo. Es lo más “razonado” que he escuchado nunca en este sentido. Decía que no creía en dios (hoy no merece la mayúscula) porque era incapaz de concebir que, si existía, permitiera que ocurrieran algunas desgracias que ocurren y, además, siempre a los mismos y a los más, con perdón, jodidos. Si eso fuera así (que existiera), entonces no sería “bueno”. Antes bien, podría ser “caprichoso”, pero no bueno.
Hoy, viendo lo que veo, me acuerdo de ésto y creo que mucha gente como yo lo piensa, independientemente de que lo diga. Al fin y al cabo nuestra cultura y educación está impregnada de esa “bondad” aprendida. Y todo eso me asusta porque me recuerda al hombre, a la guerra, a la ceguera y al egoísmo. Cuando no somos nosotros, ya se encarga “Él”, o “Ello”…
No tengo ánimo de polémicas y ni siquiera pretendo pontificar verdades ni dogmas, ni combatirlos, pero tenía que decirlo y me quedo corto porque no quiero seguir por aquí. Es sencillamente que no encuentro una explicación que me complazca y quería compartirlo con vosotros como ser humano normal y corriente, vaya, lo que soy y somos todos…
A pesar de ello hay que seguir.
Un saludo a todos a pesar del día. Ya amanecerá otra vez.